artigo recomendado

Bolognesi, B., Ribeiro, E., & Codato, A.. (2023). A New Ideological Classification of Brazilian Political Parties. Dados, 66(2), e20210164. Just as democratic politics changes, so does the perception about the parties out of which it is composed. This paper’s main purpose is to provide a new and updated ideological classification of Brazilian political parties. To do so, we applied a survey to political scientists in 2018, asking them to position each party on a left-right continuum and, additionally, to indicate their major goal: to pursue votes, government offices, or policy issues. Our findings indicate a centrifugal force acting upon the party system, pushing most parties to the right. Furthermore, we show a prevalence of patronage and clientelistic parties, which emphasize votes and offices rather than policy. keywords: political parties; political ideology; survey; party models; elections

28 de fevereiro de 2011

resenha: Politics in Time: History, Institutions and Social Analysis

[Pantanal, 1988
João Musa.
Pirelli/MASP]




 
PAUL PIERSON. Politics in Time. History, Institutions and Social Analysis.
Princeton University Press. New Jersey, 2004. 196 páginas.

por Juan Bautista Lucca*

Rev. Urug. Cienc. Polít. v.18 n.1 Montevideo dic. 2009

En los últimos años han surgido varios intentos teóricos para pensar las instituciones desde diversos ángulos. Peter Hall y Rosemary Taylor en su artículo "Political Science and the Three New Institutionalisms" realizan una organización tripartita de esto/img/revistas/rucp/v18n1s enfoques neoinstitucionalistas a partir de la base de sus vertientes disciplinares (del rational choice, sociológica y histórica).

En primer lugar, la unión del enfoque de la acción racional con el del neoinstitucionalismo (Barry 1974: 22-58) parte del supuesto racionalista de que los individuos buscan maximizar sus preferencias (dando por tierra la explicación de la existencia de un rumbo histórico) y por ende ven en las instituciones un reductor de la incertidumbre (en un marco de información incompleta) y la expresión última de aquella búsqueda de maximización de preferencias. En este enfoque el origen (y el cambio) de las instituciones se piensan como un juego de acuerdos y coaliciones entre los individuos (Hall and Taylor 2003: 204-206, 215).

En segundo lugar, el enfoque neoinstitucionalista sociológico, reconoce su origen en la Teoría de las organizaciones (con antecedentes que pueden rastrearse en la sociología clásica de Weber, Durkheim y Parsons como en los aportes contemporáneos de Selznick, Eisenstadt, entre otros). En la perspectiva es posible reconocer una definición más amplia que la de los enfoques previos, pues incluyen tanto a las normas formales como a lo que Hall y Taylor –retomando y reinterpretando a J. L. Campbell y W. R. Scout - denominan los "patrones de significación que guían la acción humana" (Hall y Taylor 2003: 209). Así, no es extraño a este enfoque, la confusión de las nociones de cultura e institución propias de una definición en sentido amplio de esta segunda –y por ende hay cierto parecido de familia con la versión cultural del enfoque histórico-, al igual que es posible que se confundan las nociones de organización e institución[1].

Por último, para Hall y Taylor, el neoinstitucionalismo histórico asocia generalmente las instituciones a las organizaciones formales, aunque van más allá de lo que precedentemente marcó el primer institucionalismo, ya que proponen que –desde una perspectiva calculadora - las instituciones reducen la incertidumbre a la hora de realizar un cálculo estratégico, o bien –desde una perspectiva cultural- sería posible pensar que las instituciones moldean la visión del mundo que posee el individuo y por ende afectan las preferencias y líneas de acción del mismo (Hall y Taylor 2003:197-202).

En este panorama teórico tripartito del neo institucionalismo, es sugerente el reciente desarrollo de Paul Pierson en "Politics in Time. History, Institutions and Social Analysis", ya que busca desde un enfoque histórico modelar los conceptos que permitan reconocer de manera precisa la diversidad de modalidades de vinculación entre eventos y eventos (Pierson 2004: 6). Para ello, coloca en el centro del análisis a una categoría tan cara al neo institucionalismo histórico, como es la de Path dependence (PD), entendida como el desarrollo de ciertas procesos sociales con un origen crítico, cuyos resultados generan una trayectoria que resulta más difícil de revertir a medida que transcurre el tiempo y ese sendero no es puesto en cuestionamiento (Pierson 2004: 21 y 172). Es decir, propone releer las instituciones a través de la siguiente secuencia: "punto de partida", generación de una "dependencia sensible de las condiciones iniciales" (path dependence) y la "retroalimentación positiva" de ese sendero ante los costos de un cambio o vuelta atrás (increasing returns) que generan la escasa plasticidad –o más bien continuidad- de las instituciones.[2]

Ahora bien, la propuesta de Pierson no solo es interesante en tanto piensa las instituciones en un proceso de construcción y reforzamiento histórico, sino también por colocar énfasis en la importancia de "cuándo" acontecen las cosas, el "timing" y la secuencia del encadenamiento de los eventos (Pierson 2004:45, 54, 64 y 77).

¿Cuáles son los elementos teóricos a tener en cuenta para pensar el origen de la institución, las dinámicas de reforzamiento (o continuidad) y las dinámicas de cambio? Desde la perspectiva de Pierson, pensar el origen está ligado a un momento crítico, en el cual se bifurcan las opciones, en el que se elije uno de los rumbos (se extrae una bola de color si se toma en cuenta la propuesta de la Urna de Polya), en el que se produce la transformación y discontinuidad de los ritmos sociales y políticos, convirtiendo estas coyunturas en "momentos de verdad" en los que se ponen juego los verdaderos resortes del presente y el futuro[3].

Según Pierson, la dinámica de continuidad del PD que produce aquella coyuntura crítica puede ser entendida teniendo en cuenta cómo el "costo de reversión" (increasing returns) y los mecanismos de resiliencia a cualquier tipo de cambio ofician como mecanismos de reforzamiento positivo (positive feedback).

Más allá de estos mecanismos que fortalecen la continuidad del PD, existen diferentes dinámicas de cambio, con lo cual es posible pensar en el carácter dinámico (o al menos no "congelado" a lo Lipset y Rokkan) del PD. Usando la expresión de Charles Lindblom (1996) es posible pensar el cambio tanto por la vía del cambio desde la raíz -a través de nuevas coyunturas críticas o procesos de difusión de nuevos consensos institucionales, como se vio previamente; o la del cambio desde las ramas, es decir a través de la agregación y sedimentación de pequeños cambios (layering) o incluso la reconversión del sentido de la institución (Pierson, 2004:137-9).

* Docente e Investigador en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario. Candidato a Doctor en Ciencias Sociales por FLACSO- Argentina.

Bibliografía

North, Douglass (1993). Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México: Fondo de Cultura Económica.
Lindbolm, Charles (1996). "La ciencia de salir del paso", en Aguilar Villanueva, Luis. La hechura de las políticas. México: Porrua Editores.
Hall, Paul and Rosemary Taylor (2003). "As tres versoes do neo-institucionalismo", en Revista Lua Nova. Nº 58. San Pablo. Disponible en http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_pdf&pid=S0102-64452003000100010&lng=en&nrm=iso&tlng=pt. Consultado el 13 de diciembre de 2007.
Barry, Brian (1974). Los sociólogos, los economistas y la democracia. Buenos Aires: Amorrortu Editores.       

NOTAS
[1] En lo relativo a esta última simbiosis conceptual, uno de los aportes - aunque provenientes de la economía- más esclarecedores, es el de D. North, cuando señala que la diferencia entre instituciones y organizaciones es similar a la diferencia entre las reglas y los jugadores: "El propósito de las reglas es definir la forma en que el juego se desarrollará. Pero el objetivo del equipo dentro del conjunto de reglas es ganar el juego a través de una combinación de aptitudes, estrategia y coordinación; mediante intervenciones limpias y a veces sucias" (North 1993: 15).

[2] La utilización de dicho concepto no supone pensar en la inevitabilidad del peso del pasado en el presente, ya que así como existen mecanismos de reforzamiento, existen mecanismos que alientan el cambio del sendero predispuesto, es decir existen continuidades como rupturas (aunque estas últimas sean menos recurrentes).

[3] Como señalan R. Collier y D. Collier (1990:30), las coyunturas críticas no duran siempre lo mismo a pesar que lo que se ponga en juego resulte a priori similar en varios casos (en su ejemplo la inserción de las masas a la política), las salidas y /o resultados de estas coyunturas críticas no siempre se encauzan de la misma manera, no siempre producen los mismos PD partiendo de coyunturas similares, ni el legado de esas coyunturas tuvieron secuencias temporales similares.
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26 de fevereiro de 2011

Zadie Smith: o mundo criado por um segundanista de Harvard é menos divertido que a vida real

[Round attachment for IBM typewriter.
Robert W. Kelley. Life]

Quero ficar na geração 1.0
por Zadie Smith

revista Piauí fev. 2011

[...] Para simplificar, trata-se de um nerd, um maníaco por computadores, um “autista” social: tipo tão reconhecível pelo público do diretor Fincher quanto o jornalista cínico era claramente identificável no tempo de Howard Hawks. Para criar esse Zuckerberg, o roteirista mal precisa encostar a pena no papel. Já entramos no cinema esperando o encontro com o personagem, e é um prazer ver que o filme se limita a preencher de cor o que já trazíamos delineado na nossa imaginação. Às vezes, a cultura consegue inferir, coletivamente, uma personalidade individual. Ou pelo menos acha que consegue. Acreditamos conhecer exatamente os motivos que levam os nerdsaseremcomo são: ganhar dinheiro, que traz popularidade, a qual, por sua vez, atrai garotas. Zuckerberg começa sua ascensão movido pelo despeito.

Muito tempo haverá de passar antes de surgir nas telas uma figura capaz de destronar Jesse Eisenberg, o ator que faz o papel de Zuckerberg, do topo da lista de tipos nerddo cinema. Voz passivo-agressiva e praticamente monocórdia. Tédio irrequieto sempre que outra pessoa está falando. O ar de desdém quase sem disfarce. Eisenberg escolhe inclusive o andar perfeito para o seu nerd: não o arrastar de pés para os lados do corredor (Não bata em mim!), mas a marcha muito vertical de peito estufado (Minha altura não é 1m73, tenho 1,75!).

Sempre de mochila, claro. Um longo plano de quatro minutos o mostra usando exatamente esse jeito de andar para atravessar de ponta a ponta o campus de Harvard antes de finalmente chegar a seu lugar predileto, o único onde se sente realmente à vontade: diante do laptop, escrevendo no seu blog.

Sabemos exatamente quem é esse cara. Superprogramado dos pés à cabeça, furioso, solitário. [...]

Se não é o dinheiro e não são as garotas, qual é afinal sua motivação? No caso de Zuckerberg, estamos diante de um autêntico mistério americano. Que talvez nem seja tão misterioso assim, e ele só esteja insistindo numa aposta a longo prazo, evitando realizar os lucros antes da hora: não 1 bilhão de dólares, mas cem bilhões de dólares. Ou será possível ainda que ele simplesmente adore programação? Os autores do filme devem ter levado essa hipótese em conta, mas seu dilema é patente: como poderiam transmitir o prazer de programar – se é que esse prazer existe – de um modo ao mesmo tempo cinematográfico e compreensível? É mais que notório que o cinema deixa a desejar quando se trata de mostrar os prazeres e os rigores da criação artística, mesmo quando conhecemos bem a forma de expressão. [...]

No fim das contas, decepcionante é a ideia do Facebook. Se fosse uma interface realmente interessante, criada para acolher os jovens 2.0 que são genuinamente diferentes, podia ser um grande marco. Mas não é o que acontece. O que vemos é o mesmo velho faroeste da internet, só que domesticado para se ajustar às fantasias das almas de classe média dos habitantes dos subúrbios de classe média. E diz Jaron Lanier:


Esses programas surgiram há pouco tempo, e por isso exibem essa qualidade um pouco fortuita e fragmentária. É preciso resistir aos canais mais fáceis para os quais tentam nos conduzir. Se você se apega a um meio de expressão constituído por um software, corre o perigo de se ver enredado nas ideias descuidadas que alguém andou tendo recentemente. É preciso resistir a isso!

Devemos então resistir ao Facebook? Nele, tudo é reduzido à escala do seu fundador. É azul porque, por acaso, Zuckerberg sofre de um daltonismo que não distingue o verde do vermelho. “O azul é a cor mais bem definida para mim – enxergo todos os tons de azul.” Nele, existe a ação poke, de “cutucar”, porque é o mesmo gesto que alguns rapazes tímidos usam para chamar a atenção das moças que eles têm medo de abordar com palavras. Concentra-se em torno de informações triviais porque, para Mark Zuckerberg, a troca de trivialidades pessoais é o que constitui a “amizade”. Estávamos destinados a começar uma vida on-line, o que prometia ser extraordinário. Mas que tipo de vida? Contemple seu mural do Facebook de uma certa distância: de repente não começa a ficar meio ridículo que a sua vida esteja nesse formato?

leia o texto na íntegra
aqui
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25 de fevereiro de 2011

reforma política, again

[Matthew Neely West Va., Politician
Date taken: October 1948
Photographer: Peter Stackpole
Life]



Gazeta do Povo, 25/02/2011

Política: a reforma da vez

Lucio Rennó e Wladimir Gramacho


O que provavelmente será debatido no Con­­­gresso Nacional neste ano é uma repetição do que se tentou aprovar em 2005

A recente trajetória (re)democrática brasileira nos mostra que o primeiro semestre legislativo de presidentes recém-empossados é prolífico em reformas. Vide os governos Fernando Henrique Cardoso em 1995 e Lula em 2003.

Em seu discurso de posse, Dilma Rousseff considerou que a reforma política é “tarefa indeclinável e urgente”. Falou pelo Executivo. Uma pesquisa recente do Instituto FSB ouviu 340 deputados federais e senadores da Legislatura 2011-2015. E descobriu que 65% deles têm a reforma política como uma de suas duas prioridades no 1.º semestre do ano. As outras mais citadas foram a reforma tributária (50%) e o código florestal (11%). Falaram pelo Legislativo.

O reconhecimento, pelos políticos, de que é preciso aperfeiçoar as regras do jogo tem sido estimulado por profundas mudanças no ambiente sociopolítico do país: graves denúncias da imprensa, crises de imagem de diferentes partidos, líderes políticos abatidos no topo de suas carreiras, pressão da opinião pública e da sociedade civil organizada e decisões do Judiciário.

Mas qual reforma política será proposta? E quais as chances de sua aprovação no Congresso? Mais importante: quais os possíveis efeitos dessas mudanças?

A primeira pergunta é de mais fácil solução. O que provavelmente será debatido no Congresso Nacional neste ano é uma repetição do que se tentou aprovar em 2005, quando os temas eram: mudança do sistema proporcional de lista aberta para lista fechada, estabelecimento do financiamento público de campanhas, redução da cláusula de barreira e o estabelecimento de prazos mais rígidos para movimentação entre partidos, entre outros.

Até este momento, os sinais mais evidentes dos atores interessados na reforma política sugerem a existência de dois pontos focais: a mudança do sistema proporcional de lista aberta para lista fechada e o estabelecimento do financiamento exclusivamente público de campanhas eleitorais. Os eleitores deixariam de votar em candidatos e votariam em listas de candidatos ordenadas pelos partidos. E as doações de campanha de pessoas físicas e jurídicas seriam proibidas, passando a existir fundo público que seria distribuído aos partidos para o financiamento das campanhas.

A resposta à segunda questão é que, segundo os próprios dados da pesquisa FSB, são grandes as chances de mudança das regras, a ponto de introduzir alterações radicais no funcionamento do sistema político brasileiro.

Com isso, chegamos à terceira pergunta: essas mudanças são boas para o Brasil?

Os debates sobre as reformas institucionais têm enfatizado a necessidade de redução do espaço para corrupção política no Brasil. A Lei da Ficha Limpa é um exemplo. A criação de listas fechadas e financiamento público exclusivo das campanhas, contudo, não é garantia de redução da corrupção política. Não há país no mundo que tenha sistema similar e que possa nos mostrar os efeitos práticos dessa interação e suas reações adversas. Daríamos um salto no escuro.

Os resultados podem ser excelentes. Mas também podem criar cartéis partidários, nos quais alguns caciques políticos dominariam as chaves de acesso ao poder. E o “caixa dois” das campanhas não se combate com financiamento público, mas com maior fiscalização, clareza na legislação e punição.

O sistema político brasileiro precisa de aperfeiçoamentos, mas não de uma refundação. Medidas pontuais, simples e eficazes seriam: (1) a redução do teto para doações de empresas, o que diminuiria o peso de grandes corporações no financiamento eleitoral; (2) a criação de novas restrições à propaganda eleitoral, o que diminuiria os custos das campanhas eleitorais; e (3) a redução do número de candidatos de cada partido ou coligação ao Legislativo, o que diminuiria o total de gastos eleitorais e simplificaria o processo de escolha do eleitor e o monitoramento do representante eleito. É hora de mudar. Com segurança.

Lucio Rennó, cientista político, é professor da Universidade de Brasília (UnB) e co-organizador do livro Reforma Política: Lições da História Recente (2006). Wladimir Gramacho, cientista político, e sócio-diretor do Instituto FSB Pesquisa.
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23 de fevereiro de 2011

sociografia da bancada de deputados do pr (2011-2014)






































Fonte: Gazeta do Povo (01/02/2011)

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22 de fevereiro de 2011

tv, cbf, flamengo e a taça das bolinhas

[Arquivo/AE] 




Entenda por que a CBF reconheceu hoje o título do Flamengo em 1987

Paulo Vinicius Coelho
espn Brasil



Que o Flamengo é campeão brasileiro legítimo de 1987, é óbvio. Você sabe minha posição há muito tempo. O Flamengo é o campeão legítimo, porque até Pernambuco acompanhou o Módulo Verde, dado que o Santa Cruz estava na competição. O Sport é o campeão legal porque as finais disputadas com W.O. contra Inter e Flamengo valeram o reconhecimento da CBF. E isso não se tira.

Então, a partir do reconhecimento da CBF ao título do Flamengo, o que aconteceu nesta segunda-feira, há dois campeões na história. O ano de 1987 passa a ser como o de 1968 e tem dois vencedores.
Mas aqui o assunto é: por que a CBF decidiu reconhecer hoje, e justamente nesta segunda-feira, o título brasileiro discutido há 24 anos?

O x da questão é o racha do Clube dos 13 sobre o novo contrato de TV para o Campeonato Brasileiro.
Para que você entenda melhor o tema, divido em capítulos:

1. Está em questão a renovação do contrato dos direitos de TV do Campeonato Brasileiro e isso ameaça rachar o Clube dos 13. De um lado está o Corinthians e, supostamente, os que votaram em Kléber Leite na eleição do C13 contra Fábio Koff, ano passado -- Botafogo, Coritiba, Goiás, Corinthians, Cruzeiro, Santos, Vasco e Vitória. Como Flamengo e Corinthians sempre pediram que os dois clubes de maior torcida tivessem maior percentual no rateio dos clubes, imagina-se que o Flamengo possa ir para esse lado.

2. Pela primeira vez, o Clube dos 13 divide os direitos de TV em categorias: TV aberta (brigam Globo e Record), TV fechada (SporTV ou ESPN podem ganhar), Internet, Celular. A ideia da comissão de TV, composta por Alexandre Kalil (Atlético-MG), Maurício Assumpção (Botafogo), Luis Álvaro (Santos), é que a decisão se dê com propostas feitas em envelopes fechados. A melhor proposta será a vencedora. A ideia está atrelada ao estudo feito por Ataíde Gil Guerreiro, ex-dirigente do São Paulo e diretor-executivo do Clube dos 13.

3. Ano passado, Ricardo Teixeira tomou duas atitudes rápidas após perder a eleição do Clube dos 13 -- apoiava Kléber Leite, derrotado por Fábio Koff. A primeira foi anunciar, no dia seguinte à derrota, que o Morumbi estava fora da Copa do Mundo de 2014. A segunda foi entregar ao São Paulo a Taça das Bolinhas. Do ponto de vista político, isso significava punir o clube de Juvenal Juvêncio -- principal articulador da candidatura Fábio Koff -- com a perda da Copa e, em seguida, jogar o São Paulo contra o Flamengo.

4. Após aceitar o reconhecimento como primeiro hexacampeão brasileiro, Juvenal Juvêncio afastou-se do Clube dos 13. Em vez de aglutinação entre as forças políticas vencedoras da eleição, o Clube dos 13 viu o afastamento delas. É esse afastamento o que permite, neste momento, o entendimento de Ricardo Teixeira de que pode seduzir Patrícia Amorim a acompanhar Andrés Sanchez num suposto racha do C13. E se manter favorável à Rede Globo. A pergunta é: por que a CBF tem tanto interesse em que a Rede Globo ganhe a concorrência?

5. Ninguém no C13 tem exata noção de que papel Patrícia Amorim exercerá na eleição a partir de agora. Ela pode ser cooptada pelo pequeno presente de Ricardo Teixeira -- ano passado, o Botafogo recebeu empréstimo de R$ 8 milhões e, por isso ou por outra razão, votou em Kléber Leite. O fato é que o empréstimo foi concedido próximo à data da eleição. Casos como esse é que permitem a impressão de que pode estar havendo troca de favores. Mais do que isso, produzem a certeza de que a tentativa da CBF é de trocar favores. Cabe ao Flamengo aceitar o presente, não trocar o favor.

Nesta terça-feira, há uma reunião em São Paulo da comissão de renovação dos direitos de TV do Campeonato Brasileiro. Nela, deve ficar claro qual será a data da abertura do envelope vencedor da disputa por TV aberta.

O Flamengo e o Sport são campeões brasileiros de 1987. Se você é rubro-negro, carioca ou pernambucano, pode comemorar. Mas não deixe de entender o contexto de cada decisão tomada pela CBF. Elas têm um viés diferente do que você imagina.

Se você quer entender o que aconteceu em 1987, mande uma mensagem para paulo.v.coelho@espn.com. Esclareço o que aconteceu.
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17 de fevereiro de 2011

o que é o quociente eleitoral?

[William Gropper] 


Rogério Schmitt

congresso em foco





O sistema eleitoral que utilizamos para a escolha dos nossos deputados (e vereadores) não é facilmente compreensível para os eleitores ou sequer para os próprios parlamentares. Em linguagem técnica, trata-se de um sistema de representação proporcional com listas abertas. Esse sistema existe para representar partidos, e não indivíduos.

Em tese, cada partido elegerá uma bancada diretamente proporcional à votação total recebida pela sigla. Uma legenda que tenha recebido 10% dos votos elegerá cerca de 10% dos deputados, e assim por diante. Se um partido ganhou o direito de eleger cinco deputados, serão empossados os cinco candidatos mais bem votados da sigla.  

O instrumento matemático utilizado para determinar o número de deputados eleitos por cada partido é conhecido como “quociente eleitoral”. Esse número representa a cota mínima de votos necessária para se eleger um parlamentar. Num estado hipotético com 15 deputados (A) e com 1,5 milhão de votos válidos (B), o quociente eleitoral será de 100 mil votos (B dividido por A).

Assim, um partido que, por exemplo, tenha alcançado 500 mil votos nessa eleição imaginária terá atingido cinco vezes o quociente eleitoral. Portanto, essa sigla elegerá cinco candidatos. Os eleitos serão os cinco que tiverem obtido as melhores votações individuais.

O “quociente eleitoral” virou o vilão da vez. Ninguém parece entender para o que ele serve. Os adeptos mais ardorosos da reforma política atribuem ao quociente eleitoral a responsabilidade por todas as imperfeições do nosso sistema representativo.

Mas o quociente eleitoral é justamente o mecanismo que possibilita a conversão dos votos dos eleitores em cadeiras legislativas. É ele que assegura, na prática, que essa conversão seja feita de modo proporcional – como manda, aliás, o nosso texto constitucional.

Com um pouco de atenção, podemos facilmente perceber que o quociente eleitoral num sistema de representação proporcional é o equivalente funcional do “distrito” num sistema de representação majoritária. Ambos cumprem exatamente o mesmo papel. O distrito é uma circunscrição geograficamente definida antes das eleições. O quociente é uma espécie de distrito informal que resulta da apuração de votos espalhados por todo o estado.

Autores clássicos do século XIX como John Stuart Mill e o nosso José de Alencar corretamente denominavam os quocientes eleitorais como “distritos voluntários”. Por esse sistema, eleitores distribuídos em diferentes partes de um mesmo território poderiam espontaneamente combinar os seus votos para eleger deputados que compartilhassem das mesmas opiniões políticas. Na época, era uma idéia revolucionária. Creio que continua sendo extremamente atual e democrática.

O quociente eleitoral nada mais é, portanto, do que um distrito não territorial. Será que alguém ainda se anima a defender essa boa idéia?

fonte:
http://www.congressoemfoco.com.br/noticia.asp?cod_canal=14&cod_publicacao=36106
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14 de fevereiro de 2011

marxismo acadêmico e marxismo político

[Agave, 1985
Arizona, EUA
Luiz Carlos Felizardo.
Pirelli/MASP] 



ex-diretores da revista crítica marxista propuseram a um grupo de colaboradores a seguinte questão:

- quais deveriam ser as características centrais e o perfil de uma revista teórica marxista que esteja à altura dos desafios intelectuais e políticos postos pelo século XXI? 
Adriano Codato: "A pergunta proposta sugere ao menos três dificuldades a serem enfrentadas por um periódico autonomeado “marxista”: 1) o lugar e a função do conhecimento teórico nessa tradição; 2) o papel político e cultural dos intelectuais marxistas na conjuntura presente; e 3) a serventia de uma revista universitária que pretende difundir o marxismo (também, ou principalmente, em função de sua audiência) como teoria social.

Como um meio para refletir sobre e fazer avançar o marxismo teórico, a publicação não pode deixar de buscar, selecionar e editar artigos que pretendam reinterpretar os textos clássicos dos clássicos do marxismo.

Mas esse trabalho exegético só terá sentido se mais adiante os achados aí presentes resultarem em conceitos de médio alcance, noções operatórias, estratégias analíticas para serem utilizados numa ciência social empírica. Esse é, a meu ver, a principal contribuição política e cultural que os intelectuais marxistas podem dar na conjuntura presente.

Nesse sentido, estamos bem longe da busca do marxismo puro e duro ou do “verdadeiro Marx”.

Essa miragem filosofante foi responsável por parir, no século XX, tantos marxismos quantos analistas disponíveis. As ideologias teóricas que surgiram daí, cujo efeito foi encerrar a discussão e não permiti-la, criaram uma série de campos de força que dividiram artificialmente as ciências sociais em “Sociologia burguesa” e Teoria Marxista.

O prejuízo contabilizado por essa separação bizantina, que parece ter mais a ver com as vantagens simbólicas que cada partido teórico retirou (e retira) dessa luta ideológica, implicou o isolamento provinciano de ambas as partes – e ele foi, penso eu, muito mais prejudicial ao marxismo acadêmico. A redescoberta do pensamento de Marx nos últimos anos em alguns círculos intelectuais e sua nova popularidade (novos periódicos, novas traduções, vários encontros científicos, reedições de textos, etc.) parece, todavia, refletir e repetir os mesmos defeitos. Seja como convicção partidária, seja como ideologia universitária, supõe-se, em geral, que os textos clássicos dos clássicos do marxismo (Marx, Engels, Lênin, Gramsci) já fornecem uma teoria auto-suficiente da sociedade.

Ora, uma revista como Crítica Marxista será tanto mais relevante --- em termos políticos e culturais – se ela conseguir apresentar justificações críveis para tomar o pensamento de Marx como uma “ciência social”. E isso em dois sentidos: (i) como um tipo de conhecimento sociológico, e não apenas como uma teoria normativa e/ou uma visão social de mundo; e (ii) como um gênero interpretativo, que consiste em conectar as ações e instituições políticas à sua dimensão social (combatendo, nesse sentido, o politicismo das análises da corrente dominante).

Essa postura implica assim uma compreensão diferente dos textos de Marx, mais interessada nas suas operações analíticas do que na monumental parafernália teórica sobre a qual elas se apóiam. São essas operações analíticas que podem ajudar a formular estratégias intelectuais para conectar microevidências à macroteoria e propor conceitos de médio alcance para colaborar na pesquisa social".
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13 de fevereiro de 2011

hiper-relativismo cultural e criacionismo no portal do mec

[Vestes, 1989.
Gal Oppido.
Pirelli/MASP] 




Defendendo a ciência
   
MARCELO GLEISER


Folha de S. Paulo
domingo, 13 fev. 2011

PARECE NOTÍCIA VELHA, mas a ciência e o ensino da ciência continuam sob ataque. Por exemplo, uma busca na internet com as palavras "criacionismo", "escolas" e "Brasil" leva ao portal www.brasilescola.com. Lá, há um texto, de Rainer Sousa, da Equipe Brasil Escola, que discute a origem do homem.

O autor afirma que o assunto é "um amplo debate, no qual filosofia, religião e ciência entram em cena para construir diferentes concepções sobre a existência da vida".

No final, diz: "sendo um tema polêmico e inacabado, a origem do homem ainda será uma questão capaz de se desdobrar em outros debates. Cabe a cada um adotar, por critérios pessoais, a corrente explicativa que lhe parece plausível".

"Critérios pessoais" para decidir sobre a origem do homem? A religião como "corrente explicativa" sobre um tema científico, amplamente discutido e comprovado, dos fósseis à análise genética?

Como é possível essa afirmação de um educador, em pleno século 21, num portal que leva o nome do nosso país e se dedica ao ensino?

Existem inúmeros exemplos da tentativa, às vezes vitoriosa, da infiltração de noções criacionistas no currículo escolar. Claro, se o criacionismo fosse estudado como fenômeno cultural, não haveria qualquer problema. Mas alçá-lo ao nível de teoria científica deturpa o sentido do que é ciência e de seu ensino.

Um país que não sabe o que é ciência está condenado a retornar ao obscurantismo medieval. Enquanto outros países estão trabalhando para educar seus jovens sobre a importância da ciência, aqui vemos uma corrente contrária, que parece não perceber que a ciência e as suas aplicações tecnológicas determinam, em grande parte, o sucesso de uma nação.

Muitos dirão que são contra a ciência apenas quando ela vai de encontro à fé. Tomam antibióticos, mas rejeitam a teoria da evolução.

Se soubessem que o uso de antibióticos, que aumenta as chances de que os germes criem imunidade por mutações genéticas, é uma ilustração concreta da teoria da evolução, talvez mudassem de ideia. Ou não. Nem o melhor professor pode ensinar quem não quer aprender.

Os cientistas precisam se engajar mais e em maior número na causa da educação do público em geral.
Mas devemos ter cuidado em como apresentar a ciência, sem fazê-la dona da verdade. Devemos celebrar os seus feitos, mas ser francos sobre suas limitações e desafios (a teoria da evolução não é um deles!) Não devemos usar a ciência como arma contra a religião, pois estaríamos transformando-a numa religião também. Achados científicos são postos em dúvida e teorias "aceitas" são suplantadas.

Bem melhor é explicar que a ciência cria conhecimento por meio de um processo de tentativa e erro, baseado na verificação constante por grupos distintos que realizam experimentos para comprovar ou não as várias hipóteses propostas.

Teorias surgem quando as existentes não explicam novas descobertas. Existe drama e beleza nessa empreitada, na luta para compreender o mundo em que vivemos. Ignorar o que já sabemos é denegrir a história da civilização. O problema não é não saber. O problema é não querer saber. É aí que ignorância vira tragédia.

MARCELO GLEISER é professor de física teórica no Dartmouth College, em Hanover (EUA), e autor do livro "Criação Imperfeita".
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12 de fevereiro de 2011

robert fisk: eua, frança, alemanha, egito e a democracia

[Cul Afri Egypt Gods 
I-Z Seket Ptah Ect Ra
arquivo Life]

hipocrisia exposta pelos ventos da mudança
por Robert Fisk, The Independent, UK

Posted By Viomundo On 11 de fevereiro de 2011 @ 9:30 In Internacional |
Traduzido pelo Coletivo Vila Vudu

Nada como uma revolução árabe para expor a hipocrisia dos amigos. Sobretudo, se a revolução é revolução de civilidade e humanismo, movida pelo desejo de viver em democracia do tipo que conhecemos na Europa e na América.

A quantidade estrondosa de bobagens enunciadas por Obama e por La Clinton nas últimas duas semanas é só uma parte do problema. De “estabilidade” até “tempestade perfeita” – o Departamento de Estado deve andar assistindo muito “E o vento levou…”, em matéria de copiar Hollywood no eterno fracasso de jamais conseguir ver valores morais no Oriente Médio –, chegamos aos presidenciais “agora-significa-ontem” e “transição ordeira”, cuja tradução é: nenhuma violência até o ex-general Mubarak da Força Aérea afastar-se um pouco, para que o ex-chefe da segurança general Suleiman possa assumir o governo em nome dos EUA e de Israel.

O canal Fox News já informou seus telespectadores nos EUA que a Fraternidade Muçulmana – o mais “soft” dos grupos islamistas no Oriente Médio – estaria manipulando os valentes homens e mulheres que se atreveram a resistir à polícia política da ditadura. E magotes de ‘intelectuais’ franceses (as aspas são essenciais, no caso de figuras como Bernard-Henri Lévy, na inolvidável manchete do Le Monde) inventaram “a intelligentsia do silêncio”[1].

Todos sabemos por quê. Alain Finkelstein fala de sua “admiração” pelos democratas, mas também da necessidade de “vigilância” – o que sempre garante nota baixa para qualquer ‘filósofo’ – “porque hoje sabemos sobretudo que não sabemos em que dará tudo isso”. Essa citação quase rumsfeldiana só é superada pela ideia absolutamente ridícula, pela obviedade, da lavra de Lévy, segundo a qual “é essencial considerar a complexidade da situação”. Curiosamente, é exatamente o que os israelenses sempre dizem quando algum ocidental desorientado sugere que Israel pare de roubar terras árabes na Cisjordânia para lá instalar seus colonos de ocupação.

De fato, a própria reação de Israel aos acontecimentos no Egito – que ainda não seria hora de o Egito chegar à democracia (para não ameaçar o título de Israel como “a única democracia no Oriente Médio”) – tem tanto de inadmissível quanto de autoderrotista.

Israel estará sempre mais segura, se cercada por democracias verdadeiras, do que, como vive hoje, cercada de ditadores pervertidos e viciosos, ou de monarcas autocratas. Para seu alto crédito, o historiador francês Daniel Lindenberg disse uma verdade, essa semana: “Temos, infelizmente, de admitir a realidade: muitos intelectuais creem, sinceramente, que os povos árabes seriam geneticamente atrasados”.

Sem novidade. Aplica-se aos sentimentos subterrâneos dos europeus sobre todo o mundo muçulmano.

A chanceler Merkel da Alemanha anuncia que o multiculturalismo não funciona, e um aspirante ao trono da família real da Bavária disse, há pouco tempo, que há turcos demais na Alemanha porque “os turcos não querem ser parte da sociedade alemã”. E quando a própria Turquia – a mais perfeita combinação de Islã e democracia que há hoje no Oriente Médio – aspira a unir-se à União Europeia e quer partilhar nossa civilização ocidental, a Europa tenta por todos os meios, inclusive por meios racistas, impedir que a Turquia integre-se.

Em outras palavras, queremos que eles sejam iguais a nós, desde que fiquem bem longe. E então, se eles mostram que podem ser como nós, mas não querem invadir a Europa, fazemos o possível para instalar lá, no governo ‘deles’, mais um general adestrado nos EUA, para controlá-los.

Exatamente como Paul Wolfowitz reagiu ao Parlamento turco (porque não autorizara que as tropas que invadiriam o Iraque passassem por território turco), perguntando se “os generais nada disseram sobre aquela decisão?”, a Europa, agora, nos reduzimos a ouvir o que o secretário de Defesa Robert Gates dos EUA diz, rastejante, elogiando o exército egípcio por sua “contenção” – e aparentemente sem nem perceber que deveria elogiar, isso sim, o povo do Egito, os que desejam democracia, eles sim, magnificamente “contidos”, militantes da não-violência, em vez de elogiar um magote de generais-brucutus.

E é assim que, quando os árabes reivindicam dignidade, respeito e autorrespeito, quando clamam pelo futuro que o próprio Obama delineou no então elogiado – e hoje, suponho, já amaldiçoado – discurso na Universidade do Cairo em junho de 2009, nós desrespeitamos os árabes e manifestamos desprezo. Em vez de a Europa festejar que os egípcios estejam lutando por democracia, tratamos a luta e a reivindicação como um desastre.

É infinito alívio descobrir um jornalista norte-americano sério, Roger Cohen, que está “por trás das linhas” na praça Tahrir, e de lá fala a indesmentível verdade sobre essa nossa hipocrisia. E é desgraça sem alívio, quando falam os ‘líderes’. Macmillan deixou de lado as pretensões colonialistas, sobre a África não estar preparada para a democracia, e falou de “ventos de mudança”. Agora, os ventos de mudança sopram no mundo árabe. E nós lhes damos as costas.

[1] O artigo, “A Paris, l’intelligentsia du silence”, de Thomas Wieder, foi publicado no Le Monde do domingo, 6/2/2011 em http://www.lemonde.fr/cgi-bin/ACHATS/acheter.cgi?offre=ARCHIVES&type_item=ART_ARCH_30J&objet_id=1147799 [1], só para assinantes; pode ser lido na íntegra em http://www.protection-palestine.org/spip.php?article10086 [2] (em francês).


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[2] http://www.protection-palestine.org/spip.php?article10086: http://www.protection-palestine.org/spip.php?article10086
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9 de fevereiro de 2011

ler marx, hoje

[São Paulo, 1988
Piero Sierra.  
Pirelli/MASP] 

artigo

CODATO, Adriano ; PERISSINOTTO, Renato Monseff .
Ler Marx, hoje: um programa de pesquisa e de interpretação
Revista Mediações (UEL), v. 15, p. 23-31, 2010.



resumo
Apresentamos neste pequeno ensaio um projeto de leitura e de interpretação dos textos de Marx sobre a política francesa. O propósito mais amplo que inspira esse projeto é o desejo de tomar o pensamento de Marx como uma ciência social normal. E isso em dois sentidos bem precisos: como um tipo de conhecimento científico, e não uma teoria normativa e/ou uma visão social de mundo; e como um gênero interpretativo, que consiste em conectar as ações e instituições políticas à sua dimensão social. Essa postura implica necessariamente uma compreensão diferente dos escritos de Marx, mais interessada em suas operações analíticas do que na monumental parafernália teórica sobre a qual elas se apoiam. São essas operações analíticas que podem (ou não) ajudar a formular estratégias intelectuais para conectar microevidências à macroteoria e propor conceitos de médio alcance para colaborar na pesquisa social. Só assim os estudos marxistas conseguirão deixar de ser o que frequentemente tem sido: ilustração de teoria.


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